Aprendiendo a escucharme para desarrollar vínculo conmigo y con los otros
Es esencial para nuestra existencia el sentido de pertenencia. Tener la sensación de estar vinculados a un conjunto más amplio; de ser reconocidos; identificados; de pertenecer a un grupo; a una comunidad de lengua. Relacionarnos, compartir, comunicarnos. Coincido en que no siempre aprendemos a comunicarnos ni en nuestra familia ni en la escuela.
Es más una incomunicación ya que la dinámica específica es la de pregunta-respuesta donde el niño no puede dar su propia respuesta porque sabe que solo será recibida la respuesta del libro o la que espera el maestro, si de la escuela se trata. En la familia pasa lo mismo, la mayoría de las veces nos vemos condicionados a producir respuestas acordes con las expectativas de nuestros padres. Así, acabamos sintiéndonos minusválidos y ansiando una auténtica relación con el otro.
Nuestros padres y otras personas, por exceso o defecto de atención, no consideran qué es lo que nos ocurre genuinamente, tan solo actúan como intérpretes de lo que ellos consideran debería ser.
A través de la técnica del Enfoque Corporal aprendemos a comunicarnos con nosotros mismos y a relacionarnos internamente con una actitud de curiosidad aceptante de manera que podamos comprendernos, vinculándonos con lo insospechado que habita en cada uno de nosotros. Vamos aprendiendo y mejorando el modo que tenemos de relacionarnos con nosotros mismos y por ende, con los demás.
Todos conocemos esa difusa sensación que surge de nuestro cuerpo cuando no nos escuchamos con empatía y aceptación. Hay algo ahí que produce ruido, interferencia.
Los invito a prestar atención para conocer un poco más de nosotros y preguntarnos sobre el modo en que hemos aprendido a comunicarnos. Aquí es donde nos demos cuenta de la incomunicación padecida. Los padres y maestros tienden más a censurar que a favorecer nuestra libertad de expresión, además de apropiarse de nuestra palabra cuando hablan por nosotros y, a veces hasta negando nuestra propia expresión.
Así, aprendemos un discurso lleno de conminaciones por ejemplo: » Tenés que ser diferente..» o de explicaciones: » si no venís es porque te da miedo», y también de negaciones: » No te quejes si tenés todo lo que necesitás», o » No te duele, no es nada», » No tenés que tener miedo».. la lista continúa indefinidamente.
Estos mensajes quizás tienen la intención de tranquilizar al niño pero el verdadero significado o mensaje es » no deben confiar en lo que sienten» soy yo quien sabe qué es lo que tenés que sentir.
Aprendemos a comunicarnos viendo cómo las personas significativas niegan lo que sentimos y lo que ellos mismos sienten como por ejemplo-» Por qué lloras mamá?, – No es nada hijo». ¿ Nada?.
Vivimos transmitiendo condicionamientos que sabotean la comunicación y hacen que nuestras relaciones más íntimas sean más difíciles y hasta dolorosas.
¿Qué sucede con nuestros deseos, demandas, necesidades y carencias?
En toda relación nos presentamos con un conjunto de deseos, demandas, necesidades y carencias.
Con respecto al deseo es válido hacer una distinción, según lo expresan en su libro » Si me escuchara, me entendería Sylvie Galland y Jacques Salome. Sostienen que el deseo tiene derecho de existir como tal, con independencia de su realización. A veces, esto se frustra porque la otra persona ( padres o pareja) no lo pueden satisfacer y prefieren desoir el deseo que el niño o la pareja expresan, al no poderlo satisfacer tratan de suprimir el deseo en el otro ( niño o pareja) en lugar de entenderlo y reconocerlo.
Satisfacer es también controlar y cuando se nos escapa la posibilidad de controlar podemos volvernos despóticos y violentos como por ejemplo» debes sentir aquellos deseos que yo pueda satisfacer», es decir controlar. El deseo insatisfecho se vivirá con mayor sosiego si es reconocido y si bien no se suprime la frustración por no conseguirlo el diálogo será más real.
Un deseo expresado no es una demanda, es un deseo que quiere ser reconocido como tal en ese momento más allá de su realización. No tiene que ser satisfecho pero sí reconocido. A los niños se les insta frecuentemente a satisfacer los deseos de sus padres, en lugar de escuchar sus propios deseos, respetarlos y de ser posible dar los pasos necesarios para hacerlos realidad. Los deseos no hay que olvidarlos ni taparlos sino reconocerlos y respetarlos como queridos y valiosos amigos.
Te invito a que trates de sentir dentro tuyo estas preguntas -¿ Qué hago yo con mi deseo?
– ¿ Qué hay en él de importante para mí? -¿ De qué modo me afectaría si no doy con la respuesta esperada?- ¿ Qué me dice este deseo, qué puertas me abre y qué caminos intenta mostrarme?
-¿ Qué estoy dispuesto a hacer para ver mi deseo hecho realidad? – ¿ Cómo sería mi vida si este deseo ya se hubiere concretado?
Reconocer el deseo, escucharlo, atenderlo y preservarlo de los malos tratos. Lo nocivo no es la frustración por no conseguirlo sino la negación de los deseos, negarse a verlos, a entenderlos, a reconocerlos, a reprimirlos o encubrirlos con falsa indiferencia. Todo deseo se disfraza con uno o varios miedos y también a éstos les hacemos un espacio interno al reconocerlos y mirarlos de frente.. El miedo a la frustración, a la desaprobación y al cambio oculta nuestros deseos.
Con respecto a las demandas, del mismo modo en que confundimos el deseo con la realización del mismo, también nos cuesta distinguir entre el deseo y demanda. A veces tenemos un deseo auténtico de atención y en vez de reconocerlo y poder expresarlo pidiendo esa atención, lo manifestamos con demandas. Atreverse a pedir constituye un buen descubrimiento. Pedir significa también renunciar a la esperanza de recibir sin haber pedido, de ser comprendidos sin tener que expresarnos.
En lugar de reconocer y pedir lo que queremos a veces demandamos a través de la acusación, la queja o la culpabilización o dando explicaciones negativas como por ejemplo : » No me escuchás»,
» Nunca me dejás expresarme»,» Pensás que soy tonto».
¿ Qué genera en mí la demanda del otro? La mayoría de las veces estimula en mí aspectos contradictorios como deseos de satisfacerlo y por otro lado el temor de no ser capaz de hacerlo.
Desde el proceso y técnica del Enfoque Corporal- Focusing- me contacto con mi ser en Presencia interna y reconozco ambos aspectos poniendo atención y escuchando mi interior con empatía y aceptación. Algo nuevo surge de sostener ambos aspectos contradictorios.
Con respecto a las necesidades y las carencias me puedo preguntar ¿Cuáles son mis verdaderas necesidades?, además de reconocer a las fisiológicas. La conocida pirámide de Abraham Maslow, con su jerarquización de las necesidades, colocando en la base las biológicas, sobre ellas las necesidades de seguridad, en el escalón inmediato superior las de pertenencia, luego la valoración y el afecto, luego las necesidades de autorrealización y trascendencia ayuda a que la persona se haga consciente y discrimine los conflictos entre necesidades pertenecientes a diferentes niveles.
A veces la relación con el otro me sorprende transformando mi deseo en necesidad que surge urgente e imperiosa. A veces en nuestra búsqueda de una respuesta a nuestras necesidades mal diferenciadas llamamos a una puerta equivocada y pedimos al otro que nos de lo que no tiene e inscribimos a ese hombre o mujer en nuestra existencia como la única respuesta posible a una carencia nuestra. Así, la carencia, lo que el otro no me da es el vínculo que más fuerte me ata a él o ella. De esta manera se desarrollan los más diversos intentos de controlar al otro, un control que tiene un precio, lo que se puede llamar » vínculo de la carencia», se perpetúa y la expectativa sin respuesta se convierte en el principal aglutinante de la relación.
Lo no dicho aglutina la vida de las familias, el silencio sirve de soldadura entre unos y otros. La trampa de un deseo transformado en necesidad es la ilusión de que tal persona, tal situación o tal logro acabarán mis carencias. Se entiende por carencia como aquellas etapas mal vividas de nuestra infancia que dejan en nosotros ciertos puntos frágiles. Serie de pérdidas o abandonos que constituyen una de las tramas de la condición humana. – » Me gustaría que me dieras todo el amor que no recibí de mi madre pero si me lo dieras jamás podría recibirlo». Las necesidades cuya satisfacción no dependen de mí me hacen dependiente porque se crea un lazo, un apego al ver en el otro la respuesta a mis necesidades. Nuestra tarea sería la de descubrir las propias necesidades evolutivas, es decir aquello que favorece nuestro crecimiento en cada una de las edades evolutivas, que están por debajo de muchos deseos y miedos.
La técnica del Enfoque Corporal -Focusing- facilita aprender a liberar relaciones bloqueadas, llegando a donde está la dificultad, escuchando empáticamente a nuestras partes o aspectos que han quedado dolidos, estancados, bloqueados. La experiencia es única cuando la técnica del Enfoque la ha desplegado. La experiencia única de cada persona se abre cuando es escuchada y aceptada tal como se presenta. Los movimientos internos que se producen con la metodología de Focusing promueve que la persona al ponerse en contacto con su interior, con su dimensión implícita a través de la empatía consigo misma, aprende a escucharse con una actitud respetuosa y aceptante.
Desde este lugar, se aprende a conocer y a sentir al ser humano que nos habita, rescatando nuestra autenticidad, aceptando los aspectos que consideramos positivos y aquellos que consideramos negativos de nuestro ser.
A través de un proceso de Focusing comenzamos a comprender al ser humano que vive en cada uno de nosotros de un modo más respetuoso, digno y validante facilitando nuestra auto-aceptación, lo que contribuye a desarrollar una sana autoestima.
Desde este lugar podemos comenzar a tener vínculos, relaciones más saludables y genuinas.
El cambio que necesitamos proviene de nuestro interior, Eugene Gendlin nos impulsa diciendo que el cambio solo puede provenir » Si los individuos descubrimos nuestra propia fuente interior».
De este modo, podremos sentir la vida aconteciendo en nuestro interior, vibrando en nuestra humanidad con mayor nitidez. Siendo más conscientes de quiénes somos y hacia donde nos encaminamos. Desde este ser unificado que somos reconocemos lo que no nos agrada de nosotros mismos sin rechazo ni descalificaciones, estar bien conmigo mismo por ser quien soy.
Al estar en contacto con la totalidad de nuestro ser, experienciamos esta sensación de reconocer aspectos de nuestra personalidad que por determinadas creencias podemos rechazar pero que no son ajenos a nosotros, vamos cultivando nuestra responsabilidad por ellos. Reconocer nuestros miedos, tristeza, enojo, alegría, vergüenza, humillación desde el centro fuerte y compasivo de nuestro ser. Estar en Presencia plena con todo lo que nos sucede, aprender a convivir con nuestro paisaje interior, con lo que acontece y aprender a abrazarlo desde nuestro amor propio, desde este lugar reconocemos y aceptamos nuestra fragilidad, vulnerabilidad y sombras y podremos entablar vínculos más genuinos.
María Cristina Collia
Desplegando tu potencial con Focusing.
wwwdesplegandofocusing.com
Bibliografía de consulta
Gendlin Eugene T.Ph.D ,» Focusing, Proceso y técnica del Enfoque corporal». Ed. Mensajero 2da edición.
Galland, Sylvie y Salome, Jaques.» Si me escuchara, me entendería»
Maslow, Abraham «La Personalidad Creadora». Ed. Kairos
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