Como seres humanos percibimos que tenemos recursos genuinos para liberarnos de tensiones, disminuir la ansiedad y favorecer el vínculo intra-personal.
A través de Focusing y, según lo describe el hacedor del proceso y técnica de este enfoque corporal Dr. Eugene T. Gendlin, cuando escuchamos a nuestro cuerpo, tomamos contacto con una clase especial de conocimiento que es interno, es consciente y corporalmente orientado. La fuente interior dentro de cada persona, tiene implícitamente el conocimiento linguistico de todo lo que esa persona ha aprendido, oído, pensado alguna vez, y también contiene una más básica organización del organismo humano, una progresiva organización única y el desarrollo de vivir de esa persona hasta ahora.
Esta es la razón por la que cuando una persona presta atención primeramente a una sensación y sentimiento global no claro, es tanta la sabiduría implícita en ella.
La atención a nuestras señales ambiguas, molestas y no del todo claras, sentidas corporalmente marcan una gran diferencia. Cuando ponemos en foco o focalizamos estas señales naturales nos aportan nueva energía y nos guían mejor hacia un desarrollo y despliegue integrativo de nuestro ser.
Otro recurso genuino que tenemos es » el instinto de juego».
A través del juego vamos transformando nuestra conducta y nuestra persona. Al respecto Carl Jung expresa: » La creación de algo nuevo no se realiza con el intelecto sino con el instinto de juego, que actúa por necesidad interna. La mente creativa juega con el objeto que ama».
La palabra » juego» proviene del latín ludus-ludere. Su etimología nos introduce en sus raíces profundamente arraigadas a la vida de las personas y comunidades.
El juego nos permite ensayar, explorar, expresar, elaborar, descubrir y construir conocimientos, estrategias y emociones que nos facilitan el saber y la resolución de situaciones conflictivas, profundizar en nuestro ser, darnos cuenta de quiénes somos y cómo nos movemos en el entorno circundante.
Inés Moreno sostiene que el juego tiene la cualidad de activar todas las energías, incentiva la imaginación y la fantasía, ambas componentes de la creatividad. Los niños muestran su juego sin necesidad de tener un marco teórico. Saben cuándo y a qué están jugando aunque no le pueden otorgar nombre a su actividad. por lo tanto el juego nace en la vivencia y se va acompañando con el sentir y pensar el propio proceso. Esa vivencia sin un proceso de elaboración queda vacía de contenido. Los niños juegan con las realidades que les toca vivir y es ahí, en ese propio juego donde encuentran alternativas como posibilidades inimaginables.
Tomamos contacto directo con nosotros mismos, no hay espacios para las máscaras y vamos conjugando pensamiento, sentimiento y acción. Estamos en presencia interna y sin intermediarios, con todas nuestras fortalezas y debilidades, con todos nuestros aspectos internos, aquellos que nos agradan y también los que no, y con toda la potencia para reparar, encauzar o expandir.
Aunando estas dos actitudes naturales que surgen de lo más profundo de la persona se facilita bucear en el mundo implícito, intrínseco de cada uno, resignificando la vivencia, simbolizándola para ampliar su percepción y tomar conciencia de lo significativo aprendiendo a sentir el cuerpo desde adentro.
Disponiendo del juego como factor relevante en el desarrollo humano y de escuchar con plena atención a nuestro cuerpo en sus impresiones vagas y difusas que se van transformando en nuevos significados, vamos descubriendo y ampliando nuestra creatividad.
A mayor juego y creatividad mayor fortaleza del Yo que va a ser reconocida por la sensación interna con significado de todo lo que se va develando, favoreciendo la integración de aspectos internos dormidos o bloqueados que nos generan ansiedad.