Cómo nos vinculamos con nuestra experiencia interna?

La manera en que aprendimos a vincularnos con nuestra experiencia interna, sucesos psicológicos concretos, se puede expresar de tres modos. Podemos sumergirnos en esos sucesos y fusionarnos con ellos, somos esa experiencia: somos todo angustia, todo miedo, todo enojo. No hay diferenciación entre ese suceso y nosotros.

Otro modo, es negar la posibilidad de estar sintiendo lo que nuestra experiencia manifiesta. Restamos importancia a la intensidad de aquello que estamos sintiendo : No me pasa nada, ah… es algo sin importancia.

Y otras muchas veces disociamos, exiliamos la emoción, el sentimiento del suceso. Desterramos el sentimiento en su totalidad, desprendiéndonos de una gran energía vital.

Cualquiera de estos modos que reconozcamos en nosotros nos impide formar una relación intrapersonal. Nos imposibilita formar un vínculo con esos sucesos, con nuestra experiencia interna.
El cambio llega con mayor facilidad a partir de formar una relación con nuestras sensaciones, sentimientos, con nuestros aspectos internos. Esto no se puede lograr cuando nos sumergimos en nuestras emociones o cuando las negamos o cuando estamos disociados.

Eugene T. Gendlin lo expresa claramente: » Aquello que es rechazado y no es sentido, permanece igual. Al sentirlo, cambia.
La mayor parte de las personas no saben esto. Piensan que al no permitirse sentir lo negativo se vuelven más buenos.
Al contrario, eso hace que los sentimientos negativos permanezcan estáticos, iguales año tras año. El sentirlos durante unos minutos en nuestro cuerpo les permite cambiar. Si hay algo en vos que sea malo, enfermo o poco razonable, déjalo existir interiormente y respira. Solo así podrá evolucionar y adquirir la forma que necesite».

Es necesario crear una atmósfera interna» de dejarlo existir interiormente», a la distancia adecuada para no zambullirse en ese suceso, creando un espacio dentro de nosotros que es diferente a lo que nos está pasando, solo así podremos construir una relación con esos sucesos. Reconocemos un espacio interior que puede permanecer en contacto con lo que nos está sucediendo pero no está tan lejos de la experiencia interna que no podamos sentirla; ni tan cerca que nos fusionemos y perdamos en ella.

Vamos construyendo un vínculo con lo que va apareciendo, sin estar sumergidos ni tan alejados de esos sucesos.
Así, desde nuestro estado de presencia interna que, según Ann Weiser Cornell implica una presencia acogedora, estamos interesados en todo lo que vamos percibiendo en nuestro interior.
«Cada sentimiento que notamos, sin importar lo desagradable o negativo que parezca al principio, tiene una buena razón para ser como es». Una presencia acogedora nos proporciona el espacio para existir y respirar,para evolucionar y transformarnos.

Cuando establecemos esta clase de vínculo con lo que hay ahí adentro, podemos escuchar lo que esto dice desde su punto de vista. Si descubrimos que estamos tristes podemos reconocer que somos conscientes de que » Algo nos hace sentir tristes», de este modo el sentimiento de tristeza se convierte el algo con lo que podemos estar, acompañar, en vez de sentirlo por todo nuestro ser, reconocemos que es una parte nuestra, no todo nosotros.

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